Me paso las noches comiendo manzanas





Me paso las noches comiendo manzanas,
pequeñas y sabrosas, variedad royal gala,
y le voy preguntando a cada una
cómo volaré ahora,
cuándo será mi tiempo,
en qué reloj Iratxe sin Iratxe.

¿Nuestra relación? Ya lo he dicho: no
había relación, vivíamos en el aire,
con tabiques de pladur y techos de bálago,
reproches y trenes cruzando dormitorios,
paellas quemándose y petunias caducadas.

No pudimos domar nuestro amor,
no supimos llevarlo hacia nada.

Sucedió que yo era el poema del andamio:
me pasé diecisiete años cayendo.
Si tardé tanto en llegar hasta el suelo
se debe a que caí desde muy alto,
pues ella me alzó a cotas que ignoraba.

Y no, niego el rumor, no soy un caballo:
creo que me confunden con mi padre,
él sí sabía correr contra el viento.
Y sí, es cierto: ella nunca será
de las que aman a un solo hombre
o se conforman con un solo amor,
ella desprecia a mujeres tan pobres.

Yo la veía más alta que Lilia Brik.
Más alta que Elsa Triolet.
Más alta que Leonor o Matilde Urrutia.
Más alta que Cintia o que Laura, que Gala o Beatriz.
¿Sabéis una cosa? Nunca llegaré a poeta,
pero reniego de los quijotes que inventan amadas,
reniego de los poetas que se adornan con musas,
reniego de ellos,
yo sólo escribo en directo
de la mujer que sufro en directo,
Iratxe nunca será literatura.

Me paso las noches comiendo manzanas,
pequeñas y sabrosas, variedad royal gala,
a cada poco una pregunta, etc.
Qué haré. Cómo volveré a casa.
Cómo caerá la lluvia sin Iratxe.
Cómo abriré la puerta sin Iratxe.
Cómo vendrá octubre sin Iratxe.
Cómo será Iratxe sin Iratxe.
.