El hombre no ha concluido

¡Cómo rompes la camisa de los meses!
¡Cómo sacas tus brazos desnudos
para atrapar la pluma sorda del jilguero!
¡Cómo al perro le gritas perro, al loco loco
y al hombre injusticia!

No quieres hacer la vida que te toca.
No quieres copiar el verso que ya sabes.

Quieres enredar tu hereje en los papeles,
quieres matar este cansancio de puentes,
quieres escribir en este mismo minuto,
ahora que duermen los otros poetas,
que el hombre no ha concluido.

¡El hombre no ha concluido!

(Argüelles,
veintisiete y cuarto de noviembre,
seis en punta de la mañana).