El marmolista

Ten cuidado, amigo,
te digo ten cuidado,
que no te hurten los centros del beso,
que no te ajen en surcos
de ocho horas, ten cuidado.

El pan se puso duro el otro siglo,
y aquí nadie confiesa
que fuimos derrotados.
Ten cuidado con ese apartamento.
Ten cuidado con esa hipoteca.
Cuidado con los hijos.
Ten cuidado.

Te hacen la vida otros.
Te dan felicidades de juguete.
Te pasan su película tan rápido,
no sé si me explico, tan rápido...

Apenas te das cuenta,
de ti no queda nada
salvo el medio día de trabajo
que en la tumba invirtió el marmolista.