La escuela



Dejas a tu hijo en la escuela
con la sola bujía
de tronchar su clavel
y matarle a Ícaro,
para que entre mercurio astronauta
y vuelva ajedrecista de 3`1416.
Le mandas a vivir a un corredor
forrado de coroneles,
donde batallones de maestros adiestrados
conspiran para ahogar al increíble
que oculta su camisa:
hay que
negrar su trenza alazana,
hay que
arrancarle los faetones,
hay que
granar su rostro de muérdago,
hay que:
amante del punto medio y el punto
miedo,
domador aventajado
del viento,
hombre de azules provechos,
sobresaliente en física
y práctica.
.