El agente antidisturbios

Antes de tirar su piedra sorda 
al agente de los antidisturbios,
el nuevo rebelde debería saber
que ese mismo antidisturbios
con número de placa 567.345,
botas Magnum y fusil HK G36, 
casco con pantalla de policarbonato,
grilletes con bisagra rígida,
radiotransmisor Motorola,
guantes de fibra de carbono, 
chaleco antibalas Goldflex 
y pantalón con protecciones,
cuando termina su jornada de trabajo
y pasa por los vestuarios del cuerpo
sale convertido en Carlos Gómez Villar, 
43 años de edad y vecino de Parla, 
casado con Ana y padre de tres niños,
Rebeca, Juan Manuel y Roberto,
amante del billar y el ajedrez,
socio del Estudiantes y el Atleti, 
repostero en sus ratos libres,
(recetas secretas de su abuela),
y asombroso experto en papiroflexia,
especialidad en ranas saltarinas,
con las que suele hacer carreras
en las que siempre logra que gane
Samantha, ranita verde a la que quiere
como si fuera de carne su papel.
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