Defensa de la ambición literaria



Algún día los aleros de las casas llevarán el agua alegre de tu nombre, los nidos se nutrirán de la sémola de tus sueños, se salvarán los polos y te arrojarán a los sembrados para ahuyentar a la sequía. Algún día estaremos a una en Marrakech y Hungría, en Susa y Montevideo, seremos obligatorios y confusos, inalcanzables y soberbios, palíndromos y poetas.

El hombre es mucho más que lo soñado, tal nuestra carta. El sol es viejo y la tierra es vieja, pero el hombre sólo tiene tres millones de años. Qué importa perder, qué nos importa. Pero no permitiremos que vengan los tulipanes negros de la muerte a reprocharnos que la apuesta no era demasiado alta. No queremos caídas sin ruido, no queremos derrotas pequeñas: queremos que los errores sean grandes, los fracasos grandes y grandes los cocodrilos del estruendo.

Algún día las mujeres con que nos masturbamos todas las noches confesarán que nos dormía un cáncer dentro del ojo, que nos rampaban culebras amarillas en el cerebro; algún día aquella chica que me despreció dirá: “¿Batania? Yo ya sabía, ya sabía”. Y qué bellas serán sus palabras, y nuestra locura tendrá sentido, y qué lástima que estemos tres metros bajo tierra.

Llevamos nuestra soledad como búfalos en estampida, odiamos a las clases medias, nos miramos como cuervos, leemos libros sólo por leernos a nosotros, nos detestamos... Yo tengo talento, dices, tú tienes talento, aseguras, todos tenemos talento por no decir que sólo tenemos hambre, sólo es hambre lo que nos corroe, falta de todo, ambición de murciélago.

Hoy, 23 de abril, Día del Libro, asediados por los despacios y los conformes, renovamos nuestros juramentos. No queremos vuestra vida de miércoles. No queremos vuestros ateneos ni vuestros premios ni vuestras publicaciones ni vuestras miniaturas del éxito. No queremos vuestro dinero. Sólo queremos seguir soplando nuestra flauta de caña hasta deshilarnos, hasta destruirnos, para que un día lejano, cuando nos alcancen las bolas blancas de la muerte, las nuevas generaciones puedan decir: existió un hombre.
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23 de abril de 2009