Se soñaban feroces y bandidos
en un piso de nueve pájaros.
Como eran niños
la vida no les parecía poco
y jugaban a truenos
y alfanjes medievales.
Fue a los treinta años
cuando les ganó la tristeza.
Arrasados de nada,
comenzaron a pedir
la vuelta de un dios.
en un piso de nueve pájaros.
Como eran niños
la vida no les parecía poco
y jugaban a truenos
y alfanjes medievales.
Fue a los treinta años
cuando les ganó la tristeza.
Arrasados de nada,
comenzaron a pedir
la vuelta de un dios.