Batania, mirada neorrabiosa, al ver que el marcador luminoso de la Línea 1 señala que el próximo metro no llega en siete minutos, y preocupado porque la proliferación geométrica de los poetas bukowskianos amenaza con llevar la poesía hacia su última noche, saca un papel y, erigiéndose en praeceptor hispaniae, dice, expone, razona:
1. Que un poema con veinte tacos no tiene por qué ser mejor que uno de sólo diecinueve.
1. Que un poema con veinte tacos no tiene por qué ser mejor que uno de sólo diecinueve.
2. Que además de follar, el ser humano también practica otras actividades. Ejemplos: preparar zumo de naranja, regar los geranios, comprar el pan...
3. Que aparte de Rimbaud, Kerouac, Ginsberg y Bukowski, hay más libros en las estanterías. Ejemplos: Safo, Propercio, Shakespeare, Vallejo, Éluard, Pizarnik...
4. Que además de hijoputa, puta, comemierda y gilipollas, existen otros insultos (este punto me lo ha chivado Quevedo).
5. Que las chicas no son tan fáciles como parecen a simple vista.
6. Que tres polvos seguidos en una noche pueden ser posibles, cinco nos parecen una hazaña, siete una licencia poética y, todo lo que sigue a partir de ahí, NO NOS LO CREEMOS.
7. Que la falta de vocabulario no siempre es mejor que la abundancia de vocabulario.
8. Que la sal gorda no tiene por qué ser mejor que la sal fina.
9. Que si los versos que uno escribe se leen mejor cuando los pasas a prosa, no hay duda: son prosa.
10. Que no terminamos de entender qué pinta un tal Smith comprando tabaco en Lavapiés y un tal Remigio García comiéndose una macburger en Kansas.
11. Que no nos vale ser bukowskiano los martes por la noche y al día siguiente gerente perfecto de El Corte Inglés.
SE RUEGA A LOS POETAS QUE REPARTAN ESTE ENDECÁLOGO NEORRABIOSO EN LOS ATENEOS, CAFÉS, PELUQUERÍAS Y PARADAS DE AUTOBÚS, A FIN DE EVITAR QUE LA LIRA DE APOLO LANGUIDEZCA EN LOS ESTABLOS DE AUGÍAS.