Al policía torturador

El asco que me das. Tu recto caballo de sarro
pisando los aguacates. Tus uñas siempre romas
cegando los hoyos donde germinan la simientes.

El asco y la pena que me das. Tus yemas bífidas
pegando su sarna fría en el abdomen de mayo.
Tu viento fósil soplando los fósforos reunidos.

El asco y la pena y la rabia. Tu semen muerto, tu
tez sin labios, tu avellana triste y gusana y vacía
manchando los silos de luz a punto de elevarse.


El asco y la pena y la rabia y el miedo que me das.
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